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Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado en La Pedrera
Las manos mágicas de un grupo de voluntarias les dan nueva vida a la tela de ropa vieja, para ayudar a niñas y niños de diferentes barrios de Villa Mercedes. Las integrantes del comedor Carita de Ángel confeccionan cartucheras para donarlas entre los vecinitos del Eva Perón 2 y, luego, poder llevar a otros centros comunitarios que las requieran.
Desde hace unos días, las mañanas encuentran muy ocupadas a Marcela, Nancy, Viviana, María y Natalia, entre otras mujeres que brindan su tiempo con el simple objetivo de contribuir con los que menos tienen. “Este es un trabajo que hacemos desde hace seis años, pero se nos han sumado nuevas compañeras que vienen a coser. Seguimos trabajando por nuestros niños, para que no les sea tan complicado el comienzo de las clases”, Natalia Juárez, la referente de la organización social.
María Sitjas, por ejemplo, se incorporó hace poco a la institución barrial y aportó sus conocimientos y su experiencia como modista para armar modelos económicos, pero con un acabado profesional, para que los pequeños tengan en qué llevar sus útiles a la escuela. “Es la primera vez que participo en un comedor y realmente da una satisfacción muy grande", expresó.
El procedimiento para realizar cada cartuchera es similar. Toman pantalones de jean viejos o que ya no se usan y de la tela de cada pierna obtienen cuatro ejemplares. Con tiza, marcan la forma con un molde de cartón, después cortan con cuidado y solo queda la tarea más fina con la máquina para unir las piezas.
“Lo que tuvimos que comprar fueron los cierres, algunos eran usados, pero otros ya no sirven porque son muy largos o muy cortos”, contó.
Tienen tres versiones diferentes, de distintos tamaños, según las necesidades y las edades de cada chico. Hasta ayer al mediodía, ya llevaban 76 terminadas y pretendían seguir hasta poder hacer todas las que puedan.
Juárez afirmó que es una ayuda muy esperada por los niños y las familias ante el comienzo del ciclo lectivo y todos los gastos que deben afrontar para empezar las clases. Una cartuchera del modelo más simple cuesta desde 1.000 pesos en adelante y la mayoría de quienes asisten al comedor no están en condiciones de solventar ese tipo de costos.
Por eso, también realizan una colecta de útiles, como hojas de carpeta, lapiceras, lápices de colores, entre otras cosas, que pueden acercar a la sede del centro comunitario, en Olagaray 1222, en pleno Eva Perón 2. También brindan merienda y almuerzo los sábados para aproximadamente 200 chicos y chicas. “La recompensa es ver esas caritas de felicidad”, dijo.
El deceso fue este martes
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